La novedad este año fue el tiempo. Este año no llovió, pero ni siquiera hizo frío (cosa que se preveía tras el cierzo de los dos días anteriores, que presagiaba un intenso frío), ni tampoco calor. De estos días que ni frío ni calor hay cuatro en todo el año, y uno fue el día del Pilar. Aún así, amanecimos con 7 graditos, es decir, fresco, y almediodía hacía casi 20, es decir, calorcito.
Así fuimos a ver a la yaya...
Este año Sara fue más consciente de todo, y de tan nerviosa que estaba, se agotó y a lo que nos llegó la hora de entregar los ramos, era un trapito a los brazos de papa. Aún así, aguantó como una campeona, y se revolvió todo lo que pudo antes de caer dormida ya sobre las 5 de la tarde. Aún nos dió tiempo de dar un paseo, y ver un concierto de música moderna tocada con violines, violoncelo, flautas y clarinetes, que sonaba la mar de bien. Después vimos los fuegos y ya para casa, que había sido un intenso día.
Al año que viene más, y traje nuevo para Sara que no para de crecer.
Un abrazo a nuestros pacientes seguidores.
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