sábado, 20 de julio de 2013

VACANCES EN DORDOGNE

Esta vez os hacemos llegar un pequeño resumen de nuestras vacaciones en la región francesa del Perigord, en concreto en el departamento de Dordogne, atravesado por el río del mismo nombre. Una zona ungida por la naturaleza, que ha sabido conservar sus pueblos y ciudades del siglo XIX, época hasta la cual floreció gracias a las posibilidades de comercio que ofrecía un río ancho, caudaloso, pacífico y regular.

COMO LLEGAR
La dirección no puede ser más fácil, todo recto hacia el norte. Sin embargo la gran cadena montañosa que ha aislado a España durante siglos sigue teniendo un peso importante en las comunicaciones. Decidimos ir por Viella, y el viaje es largo pero cómodo y tranquilo. Allí hicimos noche pero la salida hacia Francia estaba cortada por las grandes inundaciones que ocurrieron a principios de Junio. Tuvimos que volver a subir y bajar el puerto de Luchon para acceder a Francia por Bagneres de Luchon. A partir de ahí, tomamos la autopista de Toulouse - Limoges - Paris, que dejamos tras pasar Cahors, antes de llegar a Brive. Entonces nos metemos en el rural Perigord Noir, lleno de sinuosas y zigzagueantes carreteras cuyo tráfico intenso hace que la velocidad media no supere los 60 kms/h y 150 kms se hagan interminables. Finalmente llegamos a Sarlat- la Caneda, capital de la región. Nuestro camping estaba a 10 kms de allí.

EL LUGAR.
El río se encuentra a 200 kms y 60 m de altura sobre el mar. La zona, sin embargo no es del todo plana, y aunque las colinas más altas pasaban solo ligeramente por encima de los 300 m, la zona es sinuosa. El río, tan calmado que parece parado, ha excavado bonitos cañones y paredes de roca sobre las que se asientan bonitas poblaciones comerciales como La Roque Gageac, Beynac, Castelnaud,...

Todas ellas dominadas por su castillo, de origen medieval, pero principalemente reconstruido en época renacentista y posteriores, donde las fortalezas medievales se transformaban en lujosas mansiones y palacios residenciales de la nobleza dominante. Sus ingresos en buena parte venían de los peajes que cobraban a las embarcaciones por continuar camino río arriba o abajo. Desde donde nosotros estábamos, y en un tramo de río de 5 kms teníamos 7 imponentes castillos: Castelnaud, Feysac, Beynac, Milandes, Marqueyssac, Monfort y Lacoste. A 10 € de entrada por persona y castillo os podeis imaginar que no los visitamos todos.


La capital Sarlat, es una pequeña ciudad cuyo centro histórico parece sacado de un decorado de película. Todo peatonal, lleno de placitas, palacios, casones de piedra tallada... Las calles confluyen en la plaza del mercado donde los miércoles y sábados se llena de tenderetes y comerciantes vendiendo el famoso foie-gras de canard, d'oie, tarrines, pates,... Una delicia para el paladar.


LOS ALREDEDORES
También hubo diversión para Sara. Fuimos a ver el pueblo del año 1900 de Le Bournat, en Le Bugue, a orillas del río Vezere, afluente de la Dordogne. Había actuaciones y artesanos trabajando como hace 100 años. Sara se quería subir a todo y no se quería bajar de nada. Acababa agotada.

El camping con su piscinas cubiertas y descubiertas, sus hinflables gigantes para que salten los chicos y en medio de un bosque de robles muy sombreado. Aquí veis nuestro bungalow.

Pueblos preciosos, como St Leon sur Vezere y su hermosa iglesia románica


También vimos un lugar donde desde época prehistórica y hasta la edad media se construyó en la roca la ciudad de la Roque St Cristophe. Un acantilado de 70 m de altura donde el cobijo natural de la roca era un baluarte defensivo muy valioso.

Rocamadour es un santuario muy visitado, excavado parcialmente en la roca y venerado desde tiempos inmemoriales.

Al volver lo hicimos por Bergerac, hasta coger la autopista de Tarbes- Pau. Hicimos noche en Lescar donde había un festival. Al día siguiente cruzamos por Somport para toparnos con los 38º del infierno del valle del Ebro, que todavía no hemos dejado desde entonces. Unos dias que disfrutamos a tope.

Hasta la próxima.